En 1982, el director Ridley Scott estrena Blade Runner, una de las películas más emblemáticas de la época. Basada en la novela "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" de Philip Dick, Blade Runner nos presenta un futuro distópico donde los androides, llamados replicantes, son fabricados por una empresa, Tyrell Corporation, con el propósito de reemplazar a los seres humanos. En este film, una de las escenas más interesantes se ve cuando Sebastian, un trabajador de la compañía, disputa una partida de ajedrez con su jefe, Tyrell. Durante este encuentro, Roy Batty, el replicante más desarrollado, decide ayudar a Sebastian con el propósito de acercarse a su creador. En este encuentro, Batty y Tyrell disputan su partida por teléfono y en dos tableros diferentes: el replicante usa piezas con figuras extrañas y sombrías que parecen monstruos, mientras su creador emplea trebejos dorados con formas de caballeros. A partir de esta desigualdad, podríamos decir que...